Leía ayer un artículo en eldiaroar.com de un psicoanalísta, Luciano Lutereau, en el que contaba que muchas mujeres le compartían que en conversaciones por whatsapp, o en apps de citas o similares, con hombres con los que no tienen una relación, que simplemente se entán empezando a conocer, sin que la conversación lleve esos tintes, de pronto les mandan una foto de su miembro.... es decir que pasamos de "me encanta hacer senderismo" a "fotop*l*" en un abrir y cerrar de ojos.
Más tarde leía por la red "We belong to a generation in which sitting on your face it's ok but asking for a relation is too much" (pertenecemos a una generación en la que me puedo sentar en tu cara pero pedirte una relación es demasiado) o algo así porque cito de memoria.
Y mira, sí, eso parece. A mi me llevó a pensar en los relatos propios y ajenos sobre encuentros en los que no hay ni asomo de contacto, de acercamiento, en los que hay una falta de intimidad total y de golpe o te invitan a su casa, o te meten la lengua en la boca, o hacen agún avance completamente desproporcionado y no acorde con lo que estaba pasando.
Luciano Lutereau habla en su artículo de la seducción, ya no hay seducción. Y yo me pregunto si no la hay porque ya no hace falta, si hablo con alguien a través de una app de citas está claro que ambos buscamos sexo por lo tanto no hay que preguntar, ni dar rodeos, simplemente hay que hacer lo que toca hacer.
Y para mi también hay una importante desconexión, de unx mismx y del otrx. No dejamos que las cosas pasen, que nos pasen. Dejarme sentir que quiero acercarme al otrx, que me apetece un contacto físico, que puedo iniciarlo con algo simple como una mano en su brazo... y ver a dónde me lleva eso. Pero para eso no hay que tener prisa.
Y no sabemos no tener prisa, vivimos en la prisa. En estados de ansiedad permanentes, corriendo a hacer todo de prisa. Me apunto a yoga o a mindfulness para relajarme, pero voy corriendo y salgo corriendo de clase porque reunión, niños, coles, compra, otra reunión, llego tarde, running, corssfit, guitarra, cerveza en terraza...
Y con ese ritmo vital esperar a seducir a alguien, pararme a sentir lo que está pasando no me rinde. Estar en la lentitud no es perder el tiempo porque el tiempo no se pierde en ningún caso. El tiempo pasa y nosotrxs con él. Carl Honoré dice en su libro Elogio de la Lentitud que "aprovechar el tiempo no es hacer el máximo de cosas en el mínimo de tiempo, sino dedicarle a cada cosa el tiempo necesario" Y así es, porque la vida pasa igual si la disfrutamos que si no lo hacemos.
Para mi, en conclusión, conocer a alguien (en un contexto romántico de la palabra) significa dedicar un tiempo, dejar que las cosas pasen, ir lentx o no, pero no ir más rápidx que la realidad de lo que está sucediendo.
Volver a la seducción. Lo que pasa es que quedarse en esa tierra de nadie, en el "no sé lo que va a pasar", tirando fichas sin saber si las van a recoger, haciendo un acercamiento lento pero seguro, unx se sitúa en un contexto de mucha vulnerabilida... y a los humanos la vulnerabilidad no nos gusta nada de nada. Mejor un polvo rápido, indoloro, de descarga, un poco de gimnasio de cama, que abrirnos a lo desconocido, mostarnos, y por supuesto asumiento que puede que nos hagan daño.
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