top of page

Dependencia emocional y autoestima

  • Foto del escritor: Rebeca Gomez
    Rebeca Gomez
  • 27 ago
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 2 sept

ree

Las personas humanas crecemos a través del vínculo con los otros (Como cualquier mamífero).

El ser humano cuando nace necesita de sus progenitores o cuidadores para desarrollarse. Nuestro cerebro es muy primitivo al nacer y se va completando hasta los 25 años. El bebé tiene una parte instintiva muy desarrollada y va mejorando toda la parte del cerebro asociada a la emocionalidad y más tarde la parte racional.


Ese proceso requiere de un buen contacto, de un buen vínculo seguro con un adulto. Nuestro cerebro se va conformando y para eso necesitamos al adulto (normalmente mamá/papá) Ahí hay una dependencia clara, tanto emocional, como vincular, como material: el bebé sin el adulto no sobrevive ni puede desarrollarse de manera completa. No puede aprender a regular sus emociones, ni puede alimentarse.

Pero en la edad adulta deberíamos poder vincularnos sin depender. Necesitamos del otro, claro, para sentirnos queridos, acompañados, para crear, para divertirnos.

El problema es cuando esa compañía se convierte en algo necesario, algo vital. Cuando sentimos que sin ti me muero, o sin ti no soy nadie. Cuando el bienestar del otro pasa por encima del nuestro propio.


Las causas de que un adulto sea dependiente son muchas y hay que mirar la historia de cada uno de nosotros. Pero un apego ansioso heredado (sí, el apego se hereda porque se aprende) de un progenitor hace que podamos tener dependencia emocional más fácilmente, por ejemplo.


¿Qué signos indican que tengo dependencia emocional?

  • Necesidad de acceso constante al otro: Si quiero hablar con mi pareja y no me coge el teléfono lo llamaré infinitas veces o mandaré mensajes, porque no puedo sostener que el otro no esté accesible.

  • Exclusividad relacional: No quiero o no me gusta que tenga amigos, que confíe en otras personas, que disfrute de la compañía de otros.

  • Priorizar a la pareja sobre cualquier otra cosa: Dejar de hacer planes para quedar con ella, gestionar mi "agenda" en función de cuando él o ella pueden quedar, renunciar a planes por miedo a que él o ella se enfaden o se molesten.

  • Miedo a la ruptura: pánico a que rompan la relación, miedo a la soledad, sensación de que si no estoy con esa persona moriré o mi vida no tendrá sentido.

  • No tener una vida propia, amigos, hobbies.

  • Idealizar al otro: vivir según sus preferencias, creer que lo que piensa es siempre lo correcto e intentar encajar.


¿A qué nos puede llevar eso en una relación?

  • Abandonarnos: dejamos de hacer lo que nos gusta, no cultivamos hobbies, no atendemos a nuestras amistades. Eso causa una sensación de soledad enorme.

  • Aguantar cosas que no nos gustan: tanto por miedo a que nos dejen como por convencimiento de que la pareja está en lo correcto. Si él o ella creen que esto se debe hacer así lo hago aunque yo no quiera.

  • Soledad: Al no tener espacios propios, ni cosas que nos gustan, ni amigos acabamos cultivando una vida en la que solo está la pareja y no tenemos nada más.

  • Hiperfoco en el otro: Solo pensamos en la pareja, en lo que hace o no hace, en qué querrá o que necesitará, en si estamos cumpliendo sus expectativas y acabamos olvidando que nos gusta y que queremos.


De esta manera sustituimos nuestra libertad individual por satisfacer a la otra persona. "Amamos" tanto al otro que nos olvidamos de nosotros, nos dejamos de amar y eso nos produce una sensación de abandono y soledad que no se va con nada. Nuestra autoestima es inexistente porque no nos miramos ni cultivamos nada que nos guste.


¿Qué podemos hacer?

  • Observar todos estos síntomas y que sensaciones nos producen.

  • Observar sin juzgar el daño que nos hacemos al renunciar a nosotros mismos.

  • Observar que cosas pasamos por alto y que en realidad no nos gustan.

  • Escribir qué nos gustaría tener en una relación de pareja para poder compararlo con la realidad de lo que tenemos y darnos cuenta de si en realidad se está cumpliendo.

  • Poner límites y empezar a vivir como nosotros queremos.


Y si tienes más dudas es importante consultar con algún terapeuta que te pueda acompañar.

No se trata de no tener pareja, se trata de respetarnos y amarnos tanto a nosotros como a nuestra pareja y confiar en que esa persona está ahí y nos quiere aunque hagamos nuestra vida.

bottom of page