Hablo hoy del revoltillo emocional de las Navidades.
Haciento equilibrios
A la mayoría de las personas nos afecta la Navidad. En el hemisferio norte hay una parte que tiene que ver con el otoño, la poca luz solar, un clima que nos acompaña más al recogimiento y a estados de ánimo bajos. Estamos en un estado de introspección individual.
Por otro lado el constructo general de la Navidad alimentado por la Tv, las canciones, el cine... que nos lleva a pensar que hay que ser feliz y estar con la familia. Comidas, regalos, gente, alcohol, horas de sobremesas....
Y claro, las expectativas cuanto más altas más duelen. Sólo es un día al año, ¡tendremos que aguantar y ser felices!
Pero resulta que no nos apetece, estamos cansadas, no queremos sentarnos 5 horas con el suegro o la cuñada, queremos descansar, además los regalos, les niñes...
Bajo tanta presión es normal enfadarse, no sentirse agusto, además se añaden todas las expectativas de nuestros familiares sobre nosotxs: para cuando el novio, para cuando el bebé, para cuando el trabajo, estás más gorda, estás más delgada, ¿qué te has hecho en el pelo?
Así que ahora que estamos a mitad de camino, porque nos queda fin de año, año nuevo y reyes, lo que os puedo decir desde aquí es que os tengáis paciencia y os cuidéis.
Está bien no acudir a una comida, habrá otros momentos de encontrarnos con la familia, otras navidades, no es la última oportunidad. No estamos obligados a pasar tiempo con personas que nos hacen daño, que no nos tratan bien o que simplemente nos incomodan. Permítete estar menos tiempo, decir lo que te pasa o simplemente no ir.
Cuídate y date espacios de descanso estos días, no hagas maratones de familia si no tienes la enrgía para hacerlo, queda con amigos o simplemente pasa más tiempo en casa solx o acompañadx.
Dar y recibir amor no es una obligación y se puede hacer cualquier día del año.
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