Recupero un post de hace unos meses para volver a hablar de límites.
¿Qué es un límite? ¿Cúal es mi límite? Cada una tenemos unos límites que tienen que ver con nuestro territorio.
Para crear un mapa iremos de fuera hacia dentro:
Lo más externo y más tangible es el cuerpo, es el primer límite y quizás el que sentimos más. Ocupamos un espacio, y nuestra piel nos devuelve lo que hay en el entorno: la incomodidad de un viaje en un metro lleno, la distancia que adoptamos con otras personas.
El límite sensorial: nuestros sentidos también ponen límites. Ruidos muy altos, tactos desagradables, olores insoportables. Y la sensación de que más allá de nuestro espacio físico hay otro espacio que también es nuestro y que está a nuestro alrededor como una burbuja personal y que también necesitamos respetar.
El límite emocional: cuando el sufrimiento ajeno nos causa dolor y no podemos quedarnos ahí, la queja del compañero de trabajo, el mal humor del otro... todo un mundo emocional que quizá no podemos sostener, no nos hace bien, nos sobrepasa o nos hace sentir incómodas o molestas.
El límite interno desde el cual podemos alejarnos de algo sin necesidad de expresarlo hacia afuera, simplemente sintiendo que me alejo y que me quedo tranquila sabiendo que estoy poniendo un límite.
Este mapa, que estoy creando a través de mi experiencia, sería guía para ir explorando cómo son mis límites. Es posible que te sea más fácil detectar los más externos y que los más internos sean más difíciles de ver o sentir.
A veces no nos vemos capaces de poner un límite a esa persona que se queja continuamente o que siempre está hiper positiva y nos agota. Porque es nuestra amiga, porque es de la familia, porque ¿como voy yo a hacerle esto?, porque acabo poniendo su bienestar por encima del mío.
Lo importante, lo que sí es importante, es detectar y observar. Poder ver y sentir si reconozco mi límite, si lo respeto o aún no me sale, y aunque aún no pueda ponerlo sé que está ahí y lo veo. En algún momento podré decir "hasta aquí" aunque no sea hoy.