Cuantxs de nosotrxs nos hemos preguntado eso alguna vez... A veces pareciera que escogemos parejas que no nos convienen: las que nos hacen sufrir, las que no nos tratan bien, las que sacan lo peor de nosotrxs.
El caso más extremo son las parejas maltratadoras, pero hay otros tipos: parejas emocionalmente no disponibles o distantes, parejas criticonas, personas que no nos consideran una prioridad, personas que aparecen y desaparecen... cualquiera que no haga sentir segurx, confiadx, tranquilx y en paz. Cualquiera con la que tengas que ir con pies de plomo, con la que no te puedas mostrar como eres.
Este sería un fenómeno sin ninguna lógica, lo lógico sería buscar personas que nos quieran, que nos traten bien, que nos den cariño y seguridad, como la mayoría sí hacemos en las otras relaciones que no son de pareja (aunque no en todas)
Pero esto ocurre. Hay diversas explicaciones.
Me gusta sufrir: pues aunque parece una tontería en un punto es cierto. Diría más bien que me he acostumbrado a sufrir. Es posible que debido a patrones aprendidos en la infancia me haya acostumbrado, por ejemplo, a que me el cariño venga en forma de reproche o de insulto. Que me parezca "normal" que quien me quiere me haga llorar (¿os suena?) Y no es necesario el maltrato, puede ser una actitud condescendiente, un ponerse por encima. Puede ser un exceso de crítica a todo lo que unx hace o un exceso de exigencia.
El esfuerzo: Es posible que esté acostumbradx a vivir las relaciones desde el esfuerzo. Nos puede pasar que alguien nos atrae más si es más difícil, si hay que hacer un esfuerzo para que nos preste atención. Si es una persona distante y eso nos tiene ahí jugando nuestras mejores cartas para ganar su atención, esperando una victoria, un conseguirlo, un trofeo. Y desde luego que muchas veces no es consciente, creemos que nos lo tenemos que ganar, porque nosotrxs siempre nos tenemos que ganar las cosas y que si no hay un cierto esfuerzo las cosas no suceden. Otras veces quizás es más consciente y "me pone" que no me hagan caso y me gusta conseguir que esa persona se fije en mi.
La explicación neuroquímica: Cuando esa persona nos trata mal, o nos deja de hablar o se muestra fría, nuestro cerebro genera cortisol (la hormona del estrés) y cuando esa misma persona nos pide perdón, nos habla, nos manda un mensaje o se muestra cariñosa, nuestro cerebro genera hormonas del placer (endorfinas, oxitocina...) Y sin darnos cuenta, claro, nos enganchamos a ese vaivén de placer, las sustancias que genera nuestro cerebro pueden ser muy adictivas, no nos engañemos. Por eso puede resultar casi imposible salir de relaciones realmente dañinas.
Aquí una muestra de algunas de las razones posibles, se pueden dar por separado o todas juntas y añadiendo alguna más. Yo soy de la opinión que todos los factores suman y que nuestros patrones aprendidos juegan un papel crucial.
Lo importante es darnos cuenta de qué esperamos de una pareja: amor, cariño, seguridad, sentirnos deseadxs, tener un proyecto en común.... Y atender a las señales que apuntan a eso y a las que apuntan en la dirección contraria.
El auto-observarse con sinceridad nos puede ayudar a ver en qué nos estamos engañando y si crees que en ti es habitual acabar en relaciones que no te convienen puedes consultar con un profesional para que te ayude a comprenderte mejor.
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