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  • Foto del escritorRebeca Gomez

Habitar el cuerpo

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Se me hace extraño hablar sobre habitar el cuerpo. Por una parte sería un especie de oxímoron porque habitar el cuerpo es algo que hacemos naturalmente y no debería ser ni útil ni necesario hablar de ello. Y, a pesar de eso, no somos muy conscientes de nuestro cuerpo así que es necesario hablar de ello.

Por otra parte me cuesta encontrar las palabras para algo que es tan sensorial, que nace de los poros, de los músculos, de la sangre, de las vísceras... algo que me cuesta llevarme a la mente.


Cuando tenemos una experiencia traumática el cuerpo se disocia de la mente: nuestra cabecita se separa de nuestro cuerpo para no sentir el dolor de esa experiencia. En casos graves todos hemos oído como una víctima de violación (por ejemplo) siente que no está ahí, deja de sentir el cuerpo. Lo mismo ocurre si estás en un accidente, tienes la sensación de estar flotando, quizás ni oyes bien ni ves bien, sientes que tu cuerpo no te pertenece.

Estos son casos extremos pero me sirven para ilustrar o comprender lo que en menor medida nos pasa más habitualmente: en nuestro día a día en momentos de estrés nos separamos de nuestro cuerpo, "apagamos" las señales que nos envía o bien porque en ese momento nos molestan o bien porque no son útiles.

Por ejemplo, es posible que si estás muy concentrado haciendo algo no te des cuenta de que tienes que hacer pis, o de que tienes hambre. Cuando tienes mucho estrés empiezas a apagar señales corporales que no te son útiles o directamente te son molestas.

Y si a eso le añadimos que en la sociedad en la que vivimos la tendencia es a estar en la cabeza, pensar, hacer cosas intelectuales, hablar, leer, ver películas... todo relacionado con la parte cognitiva y poco conectado con el cuerpo. Pues, ¡voila! ya nos hemos deshabitado.


Habitar el cuerpo es necesario porque en el cuerpo vivimos, somos cuerpo, nuestro cuerpo respira, fabrica hormonas, siente, almacena emociones... poner atención a nuestro cuerpo nos da mucha información de como estamos en general, de como está nuestro sistema nervioso, como están nuestra emociones y por supuesto como está nuestro cuerpo físico.

Hagamos un pequeño ejercicio: tal como estás sin moverte cierra los ojos (bueno, primero lee esto y luego lo haces ;) ). Busca en tu cuerpo una tensión o un dolor y respira llevando el aire a esa parte del cuerpo. Ahora fíjate si estás tensando otras partes del cuerpo para poder llevar aire a esa parte. Sigue practicando hasta que veas que llevas aire a una parte del cuerpo sin tensar ninguna otra.

Habitar el cuerpo es poner atención en él, dejar que la información nos llegue de las sensaciones físicas más que de los pensamientos: ¿qué me pasa? ¿por qué estoy triste? estas preguntas vienen de intentar entender pero no nos paramos simplemente a sentir y dejar que la respuesta fluya y llegue a su debido tiempo.


Habitar el cuerpo es caernos en él, dejar que el pensamiento tenga tanta importancia y otorgarle el protagonismo a la sensación. Otras cosas se abren cuando dejamos que el cuerpo hable y apagamos la mente: llega otra información, se abren otras puertas y se amplía nuestro conocimiento porque el conocimiento que tenemos de nosotras no puede basarse sólo en lo mental porque somos cuerpo.


Próximo taller para reconectar con el cuerpo el viernes 22 de marzo en Barcelona.








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