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Disciplina, rigidez, esfuerzo, control: La cultura del esfuerzo.

Foto del escritor: Rebeca GomezRebeca Gomez

¡Qué difícil encontrar el punto medio!


esfuerzo personal
orgánico

Hoy me levanto con este pensamiento y dándole vueltas a esto de la disciplina y el esfuerzo. Si me sigues ya sabrás que la cultura del esfuerzo no va conmigo y que no creo que por más que trabajes eso te va a garantizar ningún resultado.


Y tengo claro que en mi proceso personal ha sido importante dejar de hacer, porque el hacer cuando esto está ligado a la idea de control no funciona. Me explico:

La meritocracia o la cultura del esfuerzo es la creencia de que a más te esfuerces más cosas vas a conseguir. Así que provengas de dónde provengas, independientemente de tus orígenes, estado mental, estado físico o capacidades, si quieres lograr algo basta con trabajar en ello. Esto quere decir que aunque nazcas en un barrio pobre puedes llegar a la lista Forbes, o que si quieres dejar de fumar o el alcohol solo depende de tu fuerza de voluntad.


Esa idea, que está muy extendida, lo que nos proporciona es una sensación de control sobre nuestro futuro, que el esfuerzo personal nos da garantías. Pero no tenemos ningún control sobre nuestro futuro y eso es aterrador. Podemos, claro, hacer algunas cosas, pero la mayoría no depende de nosotras y eso no es fácil de navegar. Por mucho que yo me esfuerce, la situación social, socioeconómica, mi procedencia, mi estado físico y mental, el resto de personas.... infinidad de factores que no podemos controlar y que al final deciden también sobre el futuro ¿de qué sirve que yo tenga 8 másters, idiomas y sea la primera de la clase si voy a una entrevista y le caigo mal al recruiter? ¿de qué sirve que me haya preparado para la maratón si el dia antes me tropiezo con el bordillo y me hago un esguince?


Y volviendo a la idea inicial, que me pierdo, creo que la tarea más difícil es hacer con disciplina pero sin creer que eso es garantía de nada. No dejarse llevar por la vida completamente, pero tampoco caer en la idea de que "yo controlo" y que todo depende de mi.

Es fácil dejar de hacer cuando te das cuenta de que no hay control, no hay garantía. Es tentador dejarse llevar, y además nos aleja de la culpa: bueno si no he hecho nada pues es normal que no pase nada. Lo que es mejor que pensar que has hecho mucho y que no ha pasado nada, no he logrado nada de lo que pretendía, eso si que es "hacerlo mal" o "fracasar".


Y que difícil me parece hacer sin expectativas, para no caer en la decepción, pero hacer con disciplina y sin caer en la rigidez o en el esfuerzo sin límites.

Ahí está mi desafío, ¿y el tuyo?



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