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Foto del escritorRebeca Gomez

¿por qué no me gusta mi cuerpo?

Actualizado: 6 nov



Creo que esta pregunta seguramente nos la hacemos mucho, o nos la deberíamos hacer si no nos gusta nuestro cuerpo o creemos que debemos cambiarlo.

Hace poquito ví un video en el que preguntaban a mujeres de diferentes edades por la calle cuando fue la primera vez que alguien les hizo un comentario negativo de su cuerpo: la mayoría tenían entre 7 y 10 años (yo tenía 8).


La mayoría de esos comentarios eran sobre el sobrepeso o sobre alguna parte del cuerpo que no correspondía a la norma: estás gordita, tienes las piernas fuertes, los huesos anchos, esa cadera amplia, tu pelo es rebelde, esa nariz demasiado grande....

¡No respetamos la norma!

Resulta que nacimos en un cuerpo que no se adapta a unos cánones de belleza que alguien inventó y que no (que no) tienen que ver con la salud y eso es señalable y criticable.


Adaptarnos a ese cuerpo normativo, tanto si eres mujer como hombre, es un imposible. Habrá un tanto por ciento de la población que se adapte, pero otro muy amplio no. Y es más, nadie se corresponde a esa imagen idealizada de mujer o hombre con medidas imposibles a las que la sociedad nos hace aspirar.

Pero creemos que podemos controlar nuestro cuerpo y hacerlo y moldearlo como nosotros queramos y no respetamos, no nos respetamos, un cuerpo que es como es, diferente de ese modelo en que se supone que tenemos que encajar. Nadie piensa que puede crecer 10 cm pero casi todas pensamos que podemos adelgazar 10 kilos. Para ser otro, para ser otra.


Y es muy probable que pienses que cuando peses x kg vas a ser más feliz, o vas a tener más amigues, o pareja o ese trabajo que sueñas. Y así nos dedicamos a ir a muscularnos al gimnasio o nos matamos de hambre para conseguir lo que quizás conseguiríamos tocando la guitarra o bailando salsa o llevando ese sombrero que tanto nos gusta: ser felices haciendo y mostrándonos como somos.

Cuando estamos entre amigues, riendo, bailando, en un entorno seguro, o en casa jugando con el perro o bailando soles o en la ducha disfrutando del agua calentita ¿pensamos que estaríamos mejor con otro cuerpo? Pues no, porque cuando estamos disfrutando y conectades con el placer no nos juzgamos y cuando nos juzgamos nos desconectamos del placer.

Me desconecto del placer y de mi misme cuando aparece la voz: bailas mal, estas gordo, tienes el culo feo, vas mal vestida, tu pelo es horrible...


Mirarnos ese cuerpo imagen y criticarlo y querer modificarlo es una manera de no mirar ese cuerpo sentido, de no mirar hacia dentro, de escapar de nosotres para solo estar atentas a la imagen que damos y que nos devuelve el espejo. Pero no a lo que sentimos cuando caminamos por la calle con nuestro cuerpo, o cuando entramos en el mar o cuando nos tiramos en el sofá.


Callar a ese juez interno que solo mira la imagen no es fácil, pero no es imposible.



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