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Foto del escritorRebeca Gomez

Mi particular sentido común o mis gafas del Yo

Actualizado: 19 sept 2023


" Hay dos peces jóvenes nadando y sucede que se encuentran con un pez más viejo que viene en sentido contrario y que les saluda con la cabeza y dice “Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?” Y los dos peces jóvenes nadan un poco más y entonces uno de ellos se vuelve hacia el otro y dice “¿Qué diablos es el agua?”.

Lo importante del cuento de los peces es simplemente que las realidades más obvias e importantes son a menudo las más difíciles de ver y sobre las que es más difícil hablar" Discurso de la ceremonia de graduación, David Foster Wallace


Ilustración: Flavita Banana

A raiz del hecho que el sentido común es el menos común de los sentidos, me he acordado de este discurso de David Foster Wallace, dónde ahonda un poco en todas esas cosas obvias que no vemos aunque las tengamos en las narices, seguramente porque no van en linea con nuestro sentido común.


"Porque un gran porcentaje de las cuestiones sobre las que tiendo a pensar con certeza, resultan ser erróneas o ser meras ilusiones. (...)

Les daré un ejemplo de algo totalmente erróneo pero que yo tiendo a dar por sentado: en mi experiencia inmediata todo apuntala mi profunda creencia de que yo soy el centro del universo, la más real, vívida e importante persona en la existencia." Y sí, todo gira a mi alrededor, claro, porque para mí yo soy el centro, igual que para mí el sentido común es el mío y la lógica aplastante también.

Pero no, hay otras vidas y otros seres y otros sentidos comunes. Y es más, todas esas vidas son igual de importantes que nosotros e igual de razonables.

Y ya entrando un poco más en algo que tiene que ver con la terapia y con el autoconocimiento, diría que lo que nos aterra de todo esto es: no tener la razón (!)

No tener la razón nos puede tocar en varios puntos egoicos: equivocarse, fracasar, mostrarse vulnerable, no ser perfectx, estar por debajo del otro, ser menos, desaparecer, que no te vean, que no te miren o que te miren con desdén... en definitiva y casi como resumen: el juicio.


Y como todo lo que es afuera es adentro, todo ese juzgar al otro que no tiene sentido común, que no sabe lo que dice y que está equivocado no es más que el juicio que nos hacemos a nosotros mismos (seguramente aprendido) y que es el mismo que nos impide dejar de tener el sentido común y cederlo a otro.

A veces ese juicio lo ponemos en nosotros: "si me equivoco (o si admito mi equivocación) no valgo o si me equivoco no lo hago bien" otras veces ese mismo juicio lo ponemos en el otro "si me equivoco (o si admito mi equivocación) van a pensar que no valgo, que soy tontx, me van a desvalorizar"

Y es lo mismo, nuestro propio juez interno que nos desvaloriza con nuestra voz o con la voz de otro. Ese juez que no da su brazo a torcer, porque entonces no vales, no eres, no sirves, no te van a querer: ¡porque no tienes sentido común!

Quizás de vez en cuando hay que decirle al juez interno que sí, que hay otros sentidos comunes y que está bien equivocarse e ir por la vida descabezadx de sentido común.


Acabo con otro fragmento del texto "Porque los atascos de tráfico y los pasillos (del súper) atestados y las largas colas en las cajas me dan tiempo para pensar, y si no tomo una decisión consciente sobre cómo pensar y a qué prestar atención, voy a sentirme molesto y miserable todas las veces que tenga que ir de compras. Porque en mi configuración natural por defecto está la certeza de que situaciones así son exclusivamente mías. MI apetito y MI cansancio y MI deseo de llegar a casa ya, y va a parecerle a todo el mundo como si todos los demás se interpusieran en mi camino. ¿Y quién es toda esta gente que se interpone en mi camino? Y mira lo repulsivos que son la mayoría de ellos, y lo estúpidos y bovinos e insensibles e inhumanos que parecen en la cola de caja, o lo molesta y grosera que es esa gente que habla en voz alta por el teléfono móvil en medio de la cola. Y date cuenta de lo profunda y personalmente injusto que es todo esto."


Mirar la realidad con el filtro del propio sentido común, o con las gafas del yo que decía Fidel Delgado en este video, puede hacer que nos pase como al pez, que no veamos el agua porque lo evidente es invisible a los ojos o queda nublado por el sentido común.

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