Vengo escuchando estos días unos podcast sobre alimentación, cuerpo, autoestima. Y, aunque en cierta manera ya era consciente de todo, me estoy percatando de la profundidad de la herida. Y os quería contar un poco de lo que ido escuchando:
Placer, amor, conexión
En general no somos muy conscientes de nuestro cuerpo, lo tomamos como un vehículo que nos transporta y nos permite hacer cosas. Cuando duele o enferma nos resulta molesto, ¿cómo se le ocurre? ¡No podemos permitir que nos interrumpa la vida que llevamos!
A esto añádele la parte estética: el tengo que tener un cuerpo normativo. Además de tener un cuerpo que quizás duela o enferme, encima tengo un cuerpo feo (que no se ajusta a los estándares de belleza que nos venden) Un cuerpo que no tiene las medidas, un cuerpo que no se ajusta a los cánones impuestos e imposibles.
Y entoces pasa que nos empezamos a enemistar con nuestro cuerpo y dejamos de estar a gusto en él. Y quizás dejamos de usar ropa que nos gusta, dejamos de hacer actividades que nos apetecen (como ir a la playa), dejamos de comer lo que nos gusta... cada vez nos vamos desconectando más y más de nuestro ser para poder adaptarnos al mundo que nos pide que seamos "así".
Y suele ocurrir que si no estamos a gusto con el cuerpo empezamos con prácticas restrictivas: no comer, no comer ciertos alimentos, no comer a ciertas horas, hacer ejercicio a ciertas horas o todos los días o días alternos, tomar suplementos, beber más agua..... Nos obligamos a pautas de comportamiento que no salen de nosotros. Y eso nos hace desconectarnos de la necesidad y callar a nuestro cuerpo.
Ya no voy a saber cuando tengo hambre, porque tener hambre está mal, ni cuando tengo sed porque tener poca sed está mal, tampoco que alimento quiero comer porque comer tal o cual coas está mal... mi intuición está mal, por tanto me desconecto de ella.
Y además si estamos contínuamente pensando en el cuerpo, ¿qué energía me queda para pensar en otras cosas? Si tengo hambre todo el día y mi energía va a contener ese impulso ¿qué energía me queda para mis hobbies, mis proyectos, mi vida?
La mayoría de las mujeres y muchos hombres, hemos pasado o transitamos aún por ahí: por ese lugar donde nuestro cuerpo que contiene nuestras emociones, que baila y llora, que siente placer, que siente dolor, que abraza y besa, queda reducido a un objeto de constante juicio: no duelas, no te enfermes, no tengas hambre, no tengas antojos... ¡no sientas!
Para mi ha sido fundamental el trabajo corporal: baile y movimiento expresivo como forma de apreciar el cuerpo como lo que es y no como lo que otros, y yo misma, quieren que sea.
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