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Pero… Aunque yo cambie, ¿los demàs no cambian, no?
Pues no, los demàs no cambian. Esperar cambios en los demás es misión imposible.
Nuestra vida no puede depender de que los que están a nuestro alrededor hagan algun cambio que a nosotros nos gustaría. Es más realista cambiar nosotros lo que no nos gusta de nosotros mismos y de nuestra vida.
Si vivo con alguien muy desordenado y eso me molesta mucho, lo primero sería hablar con la persona, pedir, expresar nuestra necesidad, explicar la situación. En el caso de que la persona no cambie su comportamiento entonces o bien cambio mi “estandar” de orden y acepto que no todo el mundo tiene que ser igual de ordenado que yo y además vivir en un cierto caos me puede llegar a gustar. O bien cambio de compañero.
Esperar a que otra persona se adapte a mi necesidad si no quiere o no puede, es muy desgastante y cansado.
Por lo tanto, es más sano cambiar nosotros, es decir: hacer lo que sí está en nuestras manos. Yo decido que quiero cambiar en mi para adaptarme a la situación, o bien qué puedo cambiar en mi situación, sin implicar a los demàs.
Así que: Cambia tú!
Ese es el único cambio posible, el resto al no estar en nuestras manos nos puede llevar a una situación de callejón sin salida.
Y muchas veces pensamos que si no hay un cambio en los demàs a nosotros no nos servirà de nada, y no es así. Si puedes cambiar en profundidad lo que piensas y sientes tú, no necesitaras nada más.
Si quieres saber más o hay algún cambio pendiente en tu vida, ¡llámame!
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